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El templo del Señor de Santa Teresa fue la Capilla de la hacienda del Carro. Pero por sus dimensiones y magnificencia se puede decir que es mucho más que una capilla.
Su construcción inició en 1850, para terminarse cinco años después. Durante una época de bonanza en la hacienda.
Don Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio de la Campa y Cos fue quien mandó construir el templo sobre lo que se cree era una capilla.
Él era el tercer marqués del Jaral de Berrio y cuarto conde de San Mateo Valparaíso y tuvo el capital suficiente para levantar esto que nos sorprende hoy día.
Estamos hablando de un noble que pertenecía a dos de las familias más ricas del país. De ahí los gustos por lo ostentoso y refinado. Construyendo un hermoso templo.
Si bien la idea de levantar este abrumador templo fue de don Juan Nepomuceno, no fue él quien lo vio terminado, pues muere precisamente el año en que se inicia la construcción.
Así pues, no fue en tiempos de don Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio que el templo se consagró, sino en tiempos de Mariano de los Santos Guadalupe Moncada y Hurtado Mendoza.
Cuando el Marqués del Jaral de Berrio vivió, fue en el tiempo en el que la Hacienda se llamaba de Nuestra Señora de los Dolores.
Consecuentemente, como era la tradición, la advocación mariana de la Dolorosa era la que presidía el altar mayor cuando allí existía una capilla.
El templo es una cruz latina con una sola nave, con abundantes detalles en cantera.
Al centro, en la parte más importante, aparece el Cristo de Santa Teresa, a la izquierda vemos a Nuestra Señora de los Dolores, como balance a la derecha aparece San Juan.
En la parte alta de la nave hay dos balcones, un balcón es falso, se construyó para dar el equilibrio y la simetría tan característica de lo que es un recinto en el auge del neoclásico.
Del lado opuesto se encuentra un balcón que venía de un puente que unía la hacienda con el templo, para que los propietarios asistieran al culto sin ningún problema, aún existe el puente.
Sale de sobra emitir comentario alguno sobre la extraordinaria cúpula del Templo del Cristo de Santa Teresa en la Villa González Ortega.
Razones hay de sobra para que este recinto haya sido incluido en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad, asociado al Camino Real de Tierra Adentro.