Fue de la religiosa María Javiera de San Luis Gonzaga, del convento de San Bernardo de la Ciudad de Guadalajara, reconoce una capellanía por 4,000 pesos a nombre de la hacienda de Sauceda y Sauceda del Valle de Valparaíso. Se dice que había un subterráneo que se encuentra en la casa grande y era donde los hacendados guardaban sus pertenencias y a su vez se comunicaban a la capilla, este oratorio era único en su tipo, pues era sólo para las personas que serían veladas en su muerte.