La construcción de la parroquia tiene diferentes momentos, poco a poco se ha ido buscando la forma de hacer de ella una construcción llena de detalles e importancia.

El cuerpo de la parroquia es en cruz latina, cuenta con una torre y el frontispicio presenta detalles en cantera sobrios y elegantes.

Al interior la luz y los colores con los que se llena la piedra de sus paredes y su techo dan una sensación de calidez.

Se finalizó hacia 1888, aunque su proceso de construcción fue largo, pues los fondos monetarios no siempre estuvieron ahí.

El trabajo de laminado en oro lo encontramos distribuido en lugares que le dan un estilo elegante y único, decorando los nichos y coronando los altares y pilastras.

A pesar del paso del tiempo, los ataques que la construcción ha sufrido, se ha conservado y sigue siendo la construcción religiosa más importante en kilómetros a la redonda.

El altar mayor es de piedra y estucado dorado. En el nicho principal encontramos la figura de San Juan Bautista.

El trabajo de tallado en el púlpito y la pila bautismal, nos dejan clara la importancia y el cuidado que se puso en cada parte de lo que hoy da forma al conjunto.

Estando al frente del altar, si volteamos la vista al techo, encontraremos el decorado que llena de vida el interior y que en la cúpula se mantiene casi intacto.

Además de la advocación a San Juan Bautista, se ha agregado un espacio de devoción.

Una capilla adjunta está dedicada a los mártires religiosos que durante la cristiada mantuvieron viva la tradición católica.

El conjunto arquitectónico resguarda hoy día uno de los pilares fundamentales de la historia y las raíces de la comunidad y sus habitantes.