La construcción del Templo se da hacia 1700, durante casi todo ese siglo se estará dando forma a lo que hoy conocemos como la parroquia.

Las órdenes religiosas ya establecidas fueron los motores para la construcción diversa de templos, cada uno con su estilo arquitectónico, sus advocaciones y su importancia.

Cuenta la leyenda que la primer campana que ocupo la torre de la parroquia fue hecha en su totalidad de oro, teniendo claro la riqueza minera que existía en la villa, con el paso de los años se re-fundió para repararla y desde ahí nunca el sonido igualó al de la primer campana.

Su fachada es estilo barroco con ciertas reminiscencias platerescas, tiene una gran puerta central de arco peraltado, flaqueando por dos columnas ricamente decoradas, una gran ventana sobrepuesta a dicho arco, con dos nichos de santos, cuyas estatuas de cantería han sido discretamente ejecutadas.

En otro nicho, decorado con gran delicadeza, se observa una estatua de la Virgen que forma el total de esta fachada; lleva además dos gárgolas en forma de leones echados, que dan una impresión de gracia y fortaleza, difícil de expresar.

Su interior es sobrio, de cantera rosa y muros escalonados. Resalta el Altar sencillo, con columnas dóricas y jónicas al mismo tiempo.

El altar de la capilla lateral está formado por tres pinturas de vírgenes sin firma. Las pinturas datan del siglo XVII-XVIII, acompañan una figura de una virgen de al menos 150 años.

La cúpula es quizá una de las zonas que más ha sufrido la historia de la ciudad, más de una vez fue bombardeada y utilizada como punto intermedio en el fuego cruzado.

Varios elementos se han ido agregando al conjunto colonial, entre ellos las imágenes de santos propios de la comunidad.

La construcción de este templo está muy ligada a la historia de la riqueza de familias mineras de la región en esa época. La familia Fagoaga fue la principal benefactora de este templo por eso en la ornamentación de la fachada podemos encontrar detalles característicos de la familia Fagoaga.