Galería de imágienes

El Templo de Santo Domingo nos lleva a otro punto importante de la ciudad, es parte de la historia de congregaciones que se escribió en Sombrerete.
Su portada es de estilo churrigueresco, siglo XVIII, con tres cuerpos: en el primero resaltan cuatro bien labradas columnas salomónicas y dos nichos con una escultura cada uno.
En el segundo, una ventana al coro en forma poligonal y ancho marco labrado, dos estípites lo complementan.
El tercero tiene un nicho al centro, con escultura, dos estípites que rematan con figuras faciales: al extremo izquierdo una rodela franciscana y al lado derecho, la que corresponde a la Sagrada Orden de los Dominicos.
El pórtico se une con clave que tiene grabado el monograma que simboliza el pacto de la Orden con Jesucristo.
En la nave, se distingue el altar ornamentado y el coro que tiene una balaustrada cubierta con rico estofado, correspondiente al siglo XVIII.
Bajo la cúpula, en las bases de unión se localizan pinturas de diseños piramidales invertido que corresponden a Benedicto XI, Benedicto XIII, Pío V e Inocencio V. Su construcción fue costeada por el Conde de San Mateo, Don Fernando de la Campa y Cos.
El Templo de Santo Domingo es visita obligada si se está en la ciudad, por su historia, su belleza y su ubicación.
Forma parte del espectáculo nocturno que el juego de luces nos deja apreciar en la ciudad, es una pieza más del tesoro arquitectónico con el que el municipio cuenta.