En honor a su santo patrono y tiro de mina, se construyó en el siglo XVIII un pequeño templo. Sobresale una portada semidestruida por el correr de los años, con marco de entrada en arco románico, rematada en clave de medio punto, con un grabado imposible de descifrar.

Sobre la portadilla, descansa una gran ventana al coro (este ya no existe) y en lateral izquierdo, una pequeña torre (siglo XX) que desentona con las características del frontispicio. Su campanario es de dos cuerpos; hay en el primero una campana demasiado grande para su espacio y el segundo, es solo ornamento simbólico.