Noria de San Pantaleón, pueblo fantasma que se conoce como el primer fondo minero explotado en esta región, y por su importancia fue un gran centro comercial en la región.

Se localiza en el camino a Sabinas, comunicado por la carretera federal No. 45, partiendo de Sombrerete hacia la ciudad de Durango a 11 Km. del camino a San Martín, en el Km. 4 se encuentra una desviación que conduce a la mina con una distancia de 6 Km.

Con la llegada de los españoles a nuestro territorio, pronto iniciaron las expediciones de conquista hacia el occidente y norte, estableciendo en la nueva Galicia, hoy Guadalajara, la Real Audiencia.

Al continuar hacia el norte, encontraron ricos yacimientos de mineral que de inmediato comenzaron a explotar en los lugares que hoy conocemos como San Martín y Noria de San Pantaleón donde se nombró como alcalde mayor de este lugar a don Diego G. de Colio.

El 27 de julio de cada año, la gente de la Noria de San Pantaleón, viste sus mejores galas para recibir infinidad de visitantes que ese día llegan a saludar a su Santo Patrón, San Pantaleón, cuyo festejo se hace con misas, danzas, quermeses, música en vivo, puestos donde se vende comida y diferentes cosas.

Este día es muy especial, pues en éste pueblo que llegó a tener el mayor número de habitantes de la región, hoy solo viven unas cuantas familias, pero éste día recobra vida por el gran número de visitantes, muchos de ellos ahí nacieron o trabajaron, y ahora viven en otros lugares del País.

Este día no faltan y con nostalgia recuerdan ese lugar y con gusto saludar a viejos conocidos de las comunidades vecinas, donde resulta común escuchar, añejas historias y leyendas de la época y bonanzas de este otrora importante centro minero.

Por la importancia de este sitio es hoy uno de los que aceptó la ONU, por sus evidencias, para ser parte del Camino Real Tierra Adentro.

Adjunto a la población se encuentra el panteón, mismo que sigue funcionando y dando servicio a los pocos habitantes.

Encontramos entierros de diferentes tipos y diferentes épocas según se puede apreciar, las más comunes son estas cruces hechas de tubos y unidas por un conector, mismas que posiblemente sean hechas por los trabajadores de las minas.

Diseños más elaborados y con detalles de filigrana en cantera, que nos remiten a esas lápidas coloniales.

Hay zonas que parecieran ser parte de la historia más antigua del cementerio, se encuentran a medio descubrir, como si un deslave o el mismo paso del tiempo las hubiera sepultado.

Cada pedazo de Noria de San Pantaleón nos cuenta la historia de cinco siglos de trabajo minero.