En el alto valle del Rio San Antonio en el extremo noroeste del Estado de Zacatecas próximo a la antigua ciudad minera y cabecera municipal de Sombrerete, y dentro de los terrenos pertenecientes al ejido de Francisco Villa, se localiza el sitio arqueológico tradicionalmente conocido como Cruz de la Boca o Cerro de los Bueyes. Por la literatura arqueológica publicada a la fecha se sabe que en el año de 1832, Carlos De Berghes, ingeniero minero de origen alemán y coronel de artillería, efectuó la primera descripción de ellas.

Y dibujo un plano detallado y una vista panorámica de aquellos vestigios arqueológicos entonces visibles desde la superficie. En el mapa y el reporte arqueológico, producto de esta inspección señala la presencia de varias plazas de planta cuadrangular con un altar al centro y delimitadas por una banqueta elevada. Después de importante trabajo realizado por De Bergues, las ruinas de Cruz de la Boca

Pasaron al olvido por más de 130 años, para ser redescubiertos a comienzos de la década de 1960, por el Arqueólogo norteamericano John Charles Kelly, gracias al Programa de Investigación Arqueológica de la Frontera Noroccidental de Mesoamérica de la Universidad del Sur de Illinois en Carbonda, que recibió el patrocinio de la Fundación Nacional para la Ciencia de los EE.UU. y la colaboración del INHA- Dentro de este programa de investigación que se desarrolló en el norte-centro de México.

Todos estos trabajos, además de conducir al redescubrimiento de las ruinas de Cruz de la Boca y otros sitios cercanos, permitieron construir una primera secuencia cronológica-cultural para el registro arqueológico del noroeste del Estado de Zacatecas. Es hasta los primeros años del presente siglo, cuando el INAH a través de su Centro en el Estado de Zacatecas, que se intereso por comenzar un proyecto arqueológico de reconocimiento de superficie, mapeo en el asentamiento de las ruinas de Cruz de la Boca.

Los arqueólogos del centro INAH condujeron dos temporadas de campo concentrándose en el mapeo de algunos sectores como vestigios arquitectónicos que se asoman sobre el terreno. Como una continuidad de la anterior investigación arqueológica, el mismo centro INAH Zacatecas planteó la necesidad de iniciar un nuevo proyecto de investigación en las ruinas de Cruz de la Boca con el objetivo de resolver dos aspectos principales.

Gracias a la firma de un convenio de colaboración e investigación entre el INAH y el equipo de Francisco Villa, las primeras temporadas de campo que estarán ahora bajo la dirección de los arqueólogos José Humberto Medina y Baudelina L. García Uranga del Centro INAH-Zacatecas, se concentrarán principalmente en realizar los mapas de aquellos sectores del sitio arqueológico que aún faltan por registrar.