Al llegar a la comunidad podemos apreciar la infraestructura que fue parte del complejo hacendario, el puente de la entrada por ejemplo, fue construido desde el inicio del establecimiento, encontraremos restos de bodegas y arquería.
Siguiendo los restos de la construcción llegamos al templo que además de ser la pieza mejor conservada, sigue funcionando como centro religioso.
El Templo de Santa Catarina fue construido hacia 1800 y a pesar del deterioro que sufre, por los factores climáticos y la falta de apoyo para restaurarlo, tanto el interior como la fachada dejan claro que fue una construcción importante.
Una sola nave alberga el altar principal, hecho de madera, decorado con detalles dorados en color blanco, la herrería de la barandilla y un pequeño coro.
En el altar principal podemos observar la figura de Santa Catarina, a los lados encontramos dos Vírgenes más, la de la Soledad y la Virgen María.
Las características de la imagen nos remiten a las imágenes de bulto del siglo XVI que eran traídas de España especial y casi exclusivamente para integrarse a los templos de las haciendas.
La hacienda de Santa Catarina, formó parte del grupo de haciendas que se encargo del abasto de alimentos y en menor medida del ganado, se encuentra ubicada en una planicie, lo cual facilita actividades como la agricultura y la ganadería.
Su formación puede ser de finales del siglo XVI, una vez que la producción minera estaba afianzada y las necesidades de la población habían crecido.
Actualmente la fiesta se sigue celebrando el 25 de noviembre, manteniendo las tradiciones y la historia de lo que fue la hacienda.