El Templo de la Santa Veracruz representa para la ciudad y para el municipio la reminiscencia más clara de ese pasado antiguo que se tiene, no por la construcción si no por el lugar donde se ubica.
A la llegada de los españoles a mitad del siglo XVI las prioridades eran la construcción de las habitaciones que ocuparían y en seguida del recinto religioso. Siendo una zona tan difícil para casi todas las actividades, la primera construcción fue austera.
La iglesia cumplía sólo proveer de un espacio para la actividad religiosa que la colonización necesito tanto, con el paso de los años la pequeña construcción empezó a resultar insuficiente y entró en desuso.
Durante la época del conflicto cristero fue utilizado como cuartel, fue la última etapa de destrucción de aquella construcción austera que albergo la fe desde la llegada de los conquistadores.
Hacia 1943 con la llegada del sacerdote José Soledad Torres Castañeda comenzó el proyecto para edificar un nuevo templo. El padre Torres, como fue conocido, recorrió casas de la ciudad y comunidades para poner en acción a la población.
Alentó a la comunidad a hacer donaciones de cualquier tipo, pollos, huevo, maíz… cualquier cosa podía ser utilizada para financiar la construcción, además el trabajo de los fieles fue pieza clave para que la obra se llevara a término.
“Es una iglesia de estilo tradicional de una sola nave en forma de cruz romana y cúpula en el centro, con dos Torres gemelas que se levantan a ambos alados de frontis. El altar mayor es un retablo estilo ligeramente neoclásico tipo de siglo XIX, es una indiscreta imitación de las iglesias Mexicanas tradicionales.”
Una de sus características particulares es la cúpula que fue elaborada con cántaro de barro para ayudar a que el sonido se expandiera mejor en la nave, es además una de pieza arquitectónica importante que no responde a la tradición de los templos coloniales fincados a través de la riqueza del lugar.
La fiestas principales son el 14 de septiembre, donde se celebra con pólvora y en antaño con un coloquio al que asistía toda la población.