Todo se construyó y todo se acabó, por el abandono, por el paso del tiempo, por la reutilización que se le dio al material con que se edificó.

Pero queda en la memoria que un día un conquistador construyó su casa ahí y a partir de eso, se comenzaron a escribir nuevas historias.

La Fortaleza empezó a construirse desde el inicio de la explotación minera en Pánuco.

Comenzó como la casa de adobes de Diego de Ibarra, una austera pero necesaria construcción.

Una vez establecido y con el aumento de la producción minera se volvió primordial una construcción ad hoc para el conquistador.

Eventualmente se convirtió en fortaleza y con el paso del tiempo se le otorgaron los permisos para ser hacienda de beneficio.

Todo lo tenía, desde sistema hidráulico, de defensa, iglesia, caballerías, bodegas y una extensión inmensa de terreno.

A lo lejos aún es posible apreciar lo que resta del acueducto que abasteció de agua al complejo.

En montón o en líneas que dibujan un plano de lo que un día fue, las rocas son lo último que queda de una de las construcciones más antiguas del estado.

Todo se construyó y todo se acabó, por el abandono, por el paso del tiempo, por la reutilización que se le dio al material con que se edificó.

Pero queda en la memoria que un día un conquistador construyó su casa ahí y a partir de eso, se comenzaron a escribir nuevas historias.