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La comunidad de San Mateo en Valparaíso alberga una de las historias de esplendor, riqueza y trabajo más importantes en la historia del norte del País y su conquista.
La Hacienda de San Mateo perteneció a la familia de la Campa y Cos, una historia de españoles que se lanzaron a la aventura del nuevo territorio y que lograron consumar el sueño de muchos otros que lo intentaron.
De lo que fue el complejo hacendario, mismo que abarcaba cantidades de territorios inmensos, encontramos en la comunidad el templo y el casco de la hacienda, ambos son parte ya de la vida cotidiana de los pobladores.
El templo sigue en función, la vista lateral nos deja ver una nave principal en forma de cruz latina, cuya fachada está compuesta por un portal de tres cuerpos labrados en cantera, una torre resguarda la campana, todo esto está lleno de detalles en la piedra tallada que nos dejan clara la importancia que tuvo.
Al interior nos encontramos con un panorama sobrio, el paso del tiempo ha ido modificando el aspecto original, pero el laminado en oro del altar principal nos vuelven a recordar la riqueza de la familia.
Los laterales del templo son sencillos, los altares están decorados con cantera superpuesta en un estilo muy cercano al gótico que se quiso adoptar en la Nueva España.
Las imágenes de bulto decoran cada espacio del interior del templo, coexisten figuras antiguas y modernas que son claro ejemplo de la fe que ha permeado siempre en las poblaciones.
El altar principal presenta al centro la imagen de la Virgen de Guadalupe, acompañada de los nichos que contienen las figuras de San Antonio de Padua, San Mateo y la Inmaculada Concepción.
El estilo que ahora podemos apreciar es muy sobrio, desde el piso hasta el techo, los colores claros y la sencillez son la característica principal.
La familia de la Campa y Cos se convirtió con el tiempo y el trabajo en una de las familias más importantes no sólo de la región sino de la Nueva España, la hacienda de San Mateo fue construida en el año 1735, contaba con una extensión de 71 leguas cuadradas y estaba compuesta por las haciendas de Lobatos y Ameca.
En un principio Fernando ayudo a su hermano Antonio y después fue involucrándose con los mineros más importantes del norte para explotar los minerales de la mina de Llerena del Real de Minas de Sombrerete.
Al mismo tiempo iba adquiriendo por mercedes, compra, y composición, enormes extensiones de tierras, con las que conformo posteriormente una de las mas importantes haciendas de los alrededores de zacatecas, la hacienda de san mateo de Valparaíso.
En sus primeros años de estancia en el norte participo en la campaña de Nayarit junto con su hermano Antonio y 50 jinetes armados por su propia cuenta. Reconquistaron 21 pueblos de la sierra de Tepic y establecieron una paz momentánea en las pequeñas poblaciones.
A lo largo de su historia será parte importante en el sofocamiento de las rebeliones al norte, gracias a estos servicios Fernando tenía en sus manos suficiente injerencia en la real audiencia. Para reforzar esta posición otorgo sustanciosos donativos a la corona, motivo por el cual fue nombrado caballero de la orden de Alcántara.
No conforme con las haciendas y tierras que poseía, empezó a extender sus dominios hasta San Luis potosí y Sierra de Pinos, donde adquirió las haciendas de Gallinas y San Onofre.
En la región de Fresnillo compro en 6000 pesos a diferentes propietarios más de 100 sitios de ganado mayor y menor. Al anexar estas propiedades conformo las más importantes de sus haciendas, la cual seria conocida con el nombre de San Mateo de Valparaíso.
En 1738 construyó el casco de la hacienda de San Mateo de Valparaíso con gran magnificencia y buen gusto. La arquitectura es única en su estilo, ya que asemeja mas a una fortaleza medieval que al casco de una hacienda construida con el fin de defenderse de las incursiones de los indios bárbaros.
El Conde de la Campa y Cos llegó a tener 33 haciendas y 22 capillas a lo largo del norte de México, la hacienda más importante y la favorita del Conde, era la de San Mateo de Valparaíso, al sureste del Estado, misma que devino su residencia habitual y de donde le vino el nombre a su título.
Ahí construyó un palacio de majestuosas proporciones, del cual con el paso del tiempo, no quedó más que la fachada como testimonio de lo que fue aquel inmueble. Esta hacienda fue pionera en la Cría de los Toros de Lidia en la región, mismos que siguen siendo famosos en nuestros días.
Con el paso del tiempo los grandes territorios se heredaron, se vendieron y fueron cambiando de dueños, de estilos y de formas de producción, sin embargo forman parte de uno de lo territorios más grandes e importantes en la historia del país.